Mi experiencia con Internet (1)

martes, 10 de junio de 2008

O cómo enamorarse de un chico seis años mayor que tú (Primera parte).

En primero de bachillerato, con apenas un año de alemán –creo–, conocí a una chica alemana en el instituto y hablando sobre el idioma y demás, me pasó la dirección de un chat “chatcity.de” para que practicara. Recuerdo que hacía poco que en casa habíamos contratado Adsl, así que tampoco me manejaba demasiado bien pero un día me decidí a entrar.

Al principio era un rollo, ya que cuando conseguía que alguien me hablara –perdón por la interrupción pero… ¿sois conscientes de lo difícil que es que alguien te haga caso en un chat en el que conversan más de cincuenta personas a la vez? –, bueno pues la cuestión es que cuando alguien me contestaba el saludo, al poco tiempo, dejábamos de hablar, bien porque yo no podía seguir la conversación puesto que no me enteraba de nada, o bien porque contestaba con miles de faltas y, evidentemente, el otro se cansaba.

Hasta que un maravilloso día entré en el chat con un “hallo, ist da jemand?” (¿hay alguien?) y un tal /Markus me respondió. Estuvimos hablando más de tres horas, le fascinó (o eso decía, claro) que con solo un año de alemán me metiera en un chat para practicar. En tres horas, le había contado que vivía en Castellón, que quería estudiar traducción o filología en Barcelona, y que no tenía novio, jajaja.

Era seis años mayor que yo. Era un chico muy majo, era polaco pero vivía desde hacía ocho años en Colonia. En el chat era muy correcto y apenas intentaba flirtear conmigo, lo que me inspiró confiaba.

El tiempo pasaba y sin darnos cuenta llevábamos chateando casi seis meses, además de escribirnos por correo electrónico. Lo de los mails era divertidísimo, porque sin decirle nada, Mark, que así se llamaba en realidad, me adjuntaba en su respuesta mi mail con las faltas corregidas… ¿No os parece una monada? ^^ La verdad es que con él aprendí muchísimo, todos los viernes hablábamos en el chat y aunque yo cometía errores, siempre me animaba. Me contó también cosas de Colonia, de lo que estudiaba…En fin, que era una manera de enriquecer no solo mi alemán, sino también mis conocimientos del país.

(Ya mismo viene la segunda parte)

1 comentarios:

Eva Revilla dijo...

Hola,

Suerte que hay una segunda parte! Si no, nos hubieras dejado "en ascuas" ;-)

Voy a leérmela enseguida.

Hasta ahora,

Eva