Evaluación (rima con sofocón)

martes, 3 de junio de 2008

Hola!

La evaluación que he “sufrido” durante casi todo el tiempo que pasé en el colegio e instituto es la evaluación normativa y sumativa. No es que los profesores no consideraran el progreso y la evolución del alumno, pero lo más importante en realidad era aprobar el examen final con una nota mayor que cinco; con eso no necesitabas más: estabas dentro de los aprobados –suficiente para que no te castigaran tus padres–, sabías lo mínimo para pasar de curso, y, como los profesores son así, te aprueban porque sí, porque tienes un cinco.

Recuerdo que este sistema sumativo generó algunos conflictos en clase: ¿tenía que conformarse Sofía con un ridículo aprobado en química después de fotocopiarse miles de libros y apuntarse a un curso de química privado? Y Nacho, ¿se merecía un cinco “simplemente” por haber aprobado el examen –no se sabe cómo– pero sin haber hecho la mitad de las prácticas? ¿Y qué pasa con Rubén, que pese a no aprobar el examen mejoró considerablemente en química entre el primer y tercer trimestre?

Confieso, que siempre me han indignado los números, y no solo en los exámenes, sino también en las prácticas. Además de ser injustos en algunos casos, fomentan la competitividad y el malestar entre los alumnos. No sé si lo habréis experimentado aunque estudiando en la Pompeu no me extrañaría lo más mínimo, la cuestión es que en mi clase, por ejemplo, 1) según las notas que sacabas, el resto de estudiantes te miraba y trataba de una manera u otra y 2) las ansias y lucha por sacar la nota más alta o una mejor que la del vecino eran más que palpables en el aula… lo que desembocaba en una escasez de compañerismo considerable.

Después, gracias a Dios, llegó la universidad y aunque el espíritu competitivo continúa existiendo, las prácticas y las evaluaciones parecen no ser tan exageradamente normativas y sumativas como a las que nos tenían acostumbrados.

Por cierto, ¿habéis tenido a una profesora alemana no muy alta y delgadiiiita delgadita? Jaja, mañana os hablo de ella, eso sí, sin dar nombre, que igual se entera Cassany y me baja la nota, XD!

¡Fins demà, blocaires!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola!
pel que veig, tots hem passat pel mateix tipus d'avaluació.
la observació que has fet sobre la competitivitat crec que és molt certa, no hi havia pensat, però tens tota la raó. A l'escola tothom anava demanant sempre: i tu què has tret? i tu quina nota tens? Mira que molesta això eh...sobretot quan treus males notes! jejeje.

isaura dijo...

Hola!

És veritat, a l'escola sempre preguntaves la nota als teus companys i no era gaire bó. Qui treia la nota més alta ho cantava als quatre vents i qui la treia més baixa...Bé, no li feia gaire gràcia! Sort que amb l'edat aquestes coses passen!!!

Isaura

eLiSa dijo...

Creo que sí, que he tenido a esa mujer! Es muy...característica, por decirlo de alguna manera! A mí los número siempre me han provocado mal rollo, como a ti! Menos mal que cuando llegas a la uni las cosas empiezan a cambiar y ya no es todo tan sumativo, sino que hay muchos factores que se valoran!

Bueno un besito cielo!

Elisa!

Eva Revilla dijo...

Hola!

Aquí a la Pompeu, encara que hi hagi exàmens finals a moltes assignatures, compta molt el treball diari, i això és bo.

Jo he fet assignatures de Lingüística en què l'examen només és un 50% o 60% de la nota final (ara no recordo si inclús un 40%).
Fins i tot, alguna assignatura en què havíem de desenvolupar un projecte final i presentar-lo, sense exàmens. S'aprèn més que fent un examen.

Eva