Mi experiencia como estudiante de lenguas (I)

martes, 22 de abril de 2008

Hola!

Entré en el colegio a los tres añitos y estudié en él hasta los dieciséis, cuando fui al instituto para estudiar bachillerato. Las clases, excepto lengua castellana, religión e inglés eran en valenciano, cosa que a día de hoy no me gusta demasiado, pero bueno, ése es un tema para otro momento. Si a esto le añadimos que la lengua materna de casi todos mis amigos era el valenciano– podría decir que apenas hablaba castellano.

Las clases de lengua castellana y valenciano eran bastante similares, de hecho creo que las unidades de los libros seguían la misma estructura: una lectura con preguntas de comprensión y vocabulario, ortografía y gramática, literatura y, me acuerdo perfectamente, al final de cada unidad había dos páginas con ejercicios interminables de repaso. En las dos lenguas los profesores daban mucho énfasis a la ortografía y gramática, no obstante no recuerdo haber hecho sintaxis en valenciano, mientras que en castellano practicábamos a todas horas y, por lo que Daniel Cassany ha explicado en clase, diría que utilizábamos las famosas estructuras chomskianas.

Como he dicho, en las dos lenguas teníamos un apartado de literatura con poemas o narraciones y teoría. Sin embargo, y muy a mi pesar, nunca nos hicieron aprender de memoria un poema, por ejemplo. Cuando hablo con mi compañera de piso, que es de Zaragoza, no es que se me caiga la cara de vergüenza porque nadie escoge lo que le van a enseñar, pero siento cierta indignación cuando dice que aun se sabe algunos poemas que les hacían aprender e incluso a veces interpretar en las clases de lengua y literatura. A mí nunca me hicieron interpretar nada, nunca tuve clase de teatro y por supuesto, las profesoras nunca nos leían en voz alta poemas o cuentos…

En mi colegio, también teníamos horas complementarias. Básicamente eran una manera de hacer negocio, para las monjas claro. Los padres podían dejar a sus hijos en el colegio hasta la una de la tarde si pagaban mensualmente una cantidad no demasiado barata. Cada día había una actividad distinta: labor (jajja, la guardábamos en cajitas de queso tipo la de President), mecanografía, aeróbic, cocina, modales… pero en mi opinión, todas las clases eran una tomadura de pelo, los profesores no se lo tomaban muy en serio, tampoco había evaluación y me da a mí que no se aprendía casi nada, aunque labores... le regalé unas cuantas a mi abuela, jaja.

Bueno, como ya me excedo de las 400 palabras y no quiero alargarme demasiado, voy a dejar mi experiencia con lenguas extranjeras para otra entrada.

Saludos!

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