Miss Dominique y Mr. Basil Potter

sábado, 3 de mayo de 2008


Hola!

Una de las clases que mejor recuerdo de cuando era pequeña es la clase de inglés en la academia. Siempre me ha gustado aprender lenguas extranjeras y ya de pequeñita mi madre me apuntó a una academia de inglés. La academia la dirigía exclusivamente mi profesora, así que ya os podéis imaginar lo pequeña que era. No era una de esas academias de inglés modernas, muy bien equipadas, con muchas aulas, muchos estudiantes… no, era justo todo lo contrario.

Dominique, así se llama la profesora, era del pueblo, sus padres tenían familia holandesa si mal no recuerdo, vivían en la zona más turística y desde pequeña hablaba en francés y holandés con sus amigos. Estudió filología inglesa, y alemán y francés, por su cuenta. Cuando hubo terminado la carrera, hizo de una planta baja una “academia” sencilla pero que rápidamente pasó a estar en boca de todo el mundo. La gente hablaba muy bien de ella, y al ser autónoma tampoco cobraba lo que las otras escuelas.

La academia era muy acogedora, con mesas y sillas de madera. Las paredes estaban llenas de pósters en inglés, había dos pizarras antiguas, un televisor con un video y una estantería de mimbre con un montón de fotocopias y libros. Ella, que nos trataba a todos como si fuera una segunda o tercera madre, se sentaba en un taburete en el centro y desde ahí nos daba la clase. Sin duda, lo que más recuerdo es el libro con el nos empezó a enseñar inglés: Inglés para españoles, de Basil Potter.

Es más que probable que llegado a este punto os preguntéis qué tiene que ver todo esto con la asignatura. La respuesta es que mucho. Mucho porque las clases de inglés con Domi son el típico ejemplo de teoría gramática tradicional. Aprendíamos con un libro que igual conocéis. Es un libro muy antiguo, creo que se ha editado más de treinta veces, jaaja y no tiene nada que ver con los libros actuales. Era en blanco y negro, solo tenía dibujos en la hoja del vocabulario y estaba todo en inglés. Cada tema empezaba con una lista de palabras relacionadas con el dibujo que, además, iban acompañadas de la forma en que se tenían que pronunciar. En la página siguiente una lectura con esas palabras y después ejercicios de comprensión, gramática y ejercicios. No había listening.

La manera de trabajar de Domi era la siguiente: primero nos hacía copiar la lista de vocabulario en la libreta, la leíamos en voz alta varias veces y después nos la mandaba estudiar en casa. La lectura la leía ella en voz alta y después nosotros, cada uno hasta llegar a un punto. Después, la traducíamos en la libreta, dejándonos un guión entre línea y línea y en casa teníamos que escribirlo en inglés sin mirar. Al día siguiente, Domi lo revisaba y nos lo mandaba memorizar para la clase siguiente. Era duro y no se parecía en nada a las clases del colegio pero os aseguro que funcionaba. Estuvimos utilizando esta práctica hasta casi en la ESO.

Los primeros años, sobre todo, Domi quería que aprendiéramos a escribir y que lo hiciéramos muy bien y supongo que estaba convencida –quizás porque así fue cómo aprendió ella– de que mediante la imitación y memorización de estructuras lo lograría (hay que decir en su favor, que en mi caso lo logró, por lo menos entonces). Hasta que no “dominamos” el inglés escrito Domi no empezó a machacarnos de verdad con la expresión oral y los listenings, así que hasta entonces éramos estudiantes absolutamente pasivos.

Más adelante el enfoque de las clases cambió y predominaba la teoría estructuralista. Trabajábamos con el conocido libro de Raymond Murphy English grammar in use. Nos pasábamos las clases rellenando espacios en blanco, terminando frases o relacionando phrasal verbs con su significado. El libro era muy útil pero la misma Domi era consciente de lo pesado y mecánico que era, así que lo combinábamos con fotocopias suyas, muchos textos, redacciones y de vez en cuando alguna película subtitulada en inglés.

En la actualidad es mi hermano el que va a Domi, y ¿sabéis qué? que está aprendiendo inglés con mi libro, con el Basil Potter, que es como lo llamábamos. Eso sí, el primer día de clase, Domi me llamó y me dijo que hiciera el favor de borrar todo lo que yo había escrito, ajjaja.

¡Buen fin de semana!

PD: os dejo una foto del ya mayor Mr. Potter.


3 comentarios:

Chiito dijo...

jajajaja que gracia, ese libro tb o tenía mi hermano!!!! XD
El prof no se manifiesta....buuuu!!!

besos

eLiSa dijo...

Ese libro lo he visto ya varias veces, creo que todas mis hermanas lo han tenido, así que lo he visto rondar por casa. Yo a diferencia de ti, jamás fui a una academia. Mi madre tenía una amiga de Inglaterra que se ofreció para darme clases particulares y me lo pasaba genial. Pero claro, no seguí ningún libro!

Un besitooooo!

eLiSa

Eva Revilla dijo...

Por lo que veo, no pasan los años para Mr. Potter :)
Yo creía que los libros de texto se iban actualizando con el tiempo; que incorporaban métodos nuevos...

Eva